jueves, 21 de enero de 2010

¿Cómo hacer reír?




Un gran misterio se escondía detrás de tan hermosa sonrisa, cada vez que ella reía, las personas quedaban petrificadas, perdidas, adictas.
Esa sonrisa devastaba persona que se le ponía enfrente.
Un día como cualquier otro salio a caminar por un lugar desconocido, sabía que algo estaba por pasar, por eso no paraba de reír.
Caminaba sin miedo pero con una extraña sensación de persecución, de vigilancia...
Su asesina sonrisa comenzaba a desdibujarse, sus manos sudorosas se sostenían entre si, esperando el reto más grande de su vida.
Sus ojos buscaban en la estrellas el camino que nuevamente la guíe hacia la dulce y letal victoria, como todas hasta ese día.
Hasta su finísimo pelo estaba tenso, sin miedo, tensa como pocas veces, al bajar la mirada del firmamento, aparece él frente a ella. Con una sonrisa tan esplendorosa como la que ella había sostenido hasta hace una oración.
Fijamente sus ojos se trenzaron en una batalla de poder, de luz, de oscuridad, fijos como dos estatuas. Ninguno había podido reír espontáneamente nunca, solo para aniquilar corazones, para dejarlos enamorados tirados por ahí.
Esas dos sonrisas eran la perfección, juntas podrán dominar el mundo, ese mundo que generan de solo verse, esos ojos que ahora lloran por no poder moverse, por no poder expresar de ninguna manera lo que les sucede.
Ella clava los ojos en el firmamento haciendo sentir envidia a las estrellas por su brillo, él intenta seguir con la mirada puesta en ella sin poder creer semejante hermosura.
En un leve movimiento él se anima a tomarle las manos, y la magia sucede, ella baja la vista, la guardia... mientras las estrellas se pelean por bajar, la luna los ilumina, más blanca que nunca, el viento que los acaricia, mientras que el amor fluye entre ambos personajes de esta historia.
Esta historia que alguna vez escribió alguien más, loco por reír, por hacer reír y que ahora encuentra en esas dos personas, en esos cuatro ojos, una nueva manera de expresar lo que el amor sintió esa noche que al mirarse en un espejo, volvió a quedar solo...