martes, 29 de septiembre de 2009

Dialgo entre vos y yo



Sus ojos en la nada, afirmando aquello que devasto mis ganas, mis palabras, mi ser.
Obsoletas palabras, diálogos en vano, buscando una razón, una excusa para verte reír, para que te des cuenta y que contigo misma seas feliz.
Un cuerpo descarnado de alma, un alma sin ubicación en tu ser, sin lugar, ultrajada, que huye de si misma hacia el benévolo sentimiento de autodestrucción, que nada repara.
La rutina transforma las que alguna vez fueron sensatas y claras palabras en palabras sin sentido, sin significado, abstractas de fundamentos, vacías, sordas, sin valor que golpean los oídos sordos de mundo.
Mis manos te esperan acá arriba, en la luz, donde alguna vez vos también estuviste, donde por si sola brillabas y me enloquecías. La conformidad con el ser oscuro que te atormenta llega a su fin.
Mis brazos sostienen tu cuerpo, mis palabras le encuentran lugar a tu alma, mi corazón forja tu refugio donde te guardabas, donde sentiste paz, donde de una buena vez podes volver a ser vos, donde te sientas segura, protegida, amada y donde sabes que a partir del momento en que tus manos vuelvan a tomar las mías, en ese momento espero ver el brillo tan hermoso y característico de tus ojos, llenos de vida, llenos de amor, de alegría, que ahora si, sin esconderse detrás de la sombra de tus lagrimas, te dejen ser feliz.