viernes, 30 de abril de 2010

Volver a oír

De repente el mundo se quedo sin oídos, de repente nadie tuve más que decir.
Esas anheladas palabras de aliento, se quedaron sin voz, sin lugar ni tiempo, sin lugar para mi.
Sordos y distantes los momentos de soledad se agolpan uno detrás de otro, intentando no acompañarse, venir pausadamente de a uno, así la soledad se instala por mucho más tiempo.
De chico el sana, sana, curaba todo, hasta el corazón. Hoy no escucho ninguna palabra de aliento que apuntale el alma, cuando la puerta se cierra detrás de mí, solo me esperan las fotos que quiero imaginar, los buenos momentos que quisiera revivir y la tremenda necesidad de escuchar, de escucharte.
Debajo de los parpados las lagrimas se agolpan y el nudo en la garganta es cada vez más grande, no deja respirar, no me deja gritar.
Ese fantástico mundo que una vez imagine se desmorono, hicieron que se caiga cada estructurado plan y me tapo.
Él tan sordo como el mundo ya no oye, en el aire se desvanecieron sus sueños creados a base de hermosas palabras puestas en orden por alguien que alguna vez lo acompaño.
Es tarde, sus ojos hechizados por miles de lagrimas ya no quieren ver, sus manos vacías aprietan el aire, mientras el tiempo dibuja arrugas en su rostro.
Ahí va, respira profundamente, una vez más, tal vez la última, la persona que dejo de ser, ya no escucha, ya no ve, su tácito mundo hecho polvo, tan solo como se ve en sus recuerdos, lleno de dolor desliza sus manos sobre sus piernas como dejándose caer hasta el frío suelo, donde lo esperan sus sentidos, sus sensaciones y sentimientos, donde al reunirse nuevamente su cuerpo y alma, tenga el coraje para volver a oír esas palabras de aliento que solo ella puede volver a decir.

viernes, 23 de abril de 2010

Sensaciones encontradas


No tengo ningún recuerdo fuera de este bosque, lo he caminado todo y para atrás siempre es un recuerdo para adelante, se va modificando depende de mi elección.
Muchas veces grandes cambios golpearon mi bosque, lo oscurecieron, me sentí solo tantas veces que de a poco me acostumbre a que la soledad sea mi mejor compañera.
Camino desde siempre con mi viejo morral, donde guardo aquellas sensaciones que encuentro en mi bosque.
Algunos golpes convirtieron esas mágicas sensaciones en piedra, que cada vez hacen más pesado el viaje, me vencen los brazos, pero igual sigo por el bosque.
Esas piedras de a poco me hicieron ver las cosas de otra manera, sentir de otra manera, hasta menos tal vez.
La sensación del dolor es una de las piedras más pesadas, la que acorazo mi corazón y no lo vi llorar más por un largo tiempo.
La bolsa esta cargada se sensaciones y algunas ya se convirtieron en piedra y su mayoría no fue por mi elección, la encontré un día y todavía de muchas no pude desprenderme.
Soy un duende que camina acompañado de la soledad, de los ruidos del bosque, de los hermosos recuerdos de su familia cuando aun no tenía la independencia de salir a caminar solo, a hacer mi bosque…
También en mi bolsa llevo la sensación de libertad, aún intacta, con la que escribo mis sueños, con la que imagino durante la noche encontrar sensaciones que cambien otra vez mi forma de ver el mundo, de poder compartir, de caminar y en vez de dejar solo la huella de mis dos grandes pies, que en la huella se dibujen cuatro.
Desde muy chico llevo mi bolsa, que de hecho es bastante grande, no recuerdo bien quien la dejo colgada sobre mi hombro, pero siempre pienso en su tamaño, es un gran morral y creo que quien lo dejo ahí, tan grande, estaba convencido de que yo podría llenarlo, con las sensaciones que vaya encontrando en mi bosque.
Cuando me siento a descansar, me gusta contar las piedras, e intento pensar en que momento esas sensaciones dejaron de ser, para convertirse en tan pesada carga y hacer más lento mi paseo por mi bosque.
Hace tiempo que busco la misma, recorrí ya muchos atardeceres y el sol en su amanecer me encontraba todavía buscando, miles de días sin dormir, miles de días soñando despierto encontrar esa sensación que logre verter una lagrima por mi rostro, que dibuje una sonrisa en mis amarillos dientes, que ejecute el sonido más amable de todos, la palabra, que pueda oír y en ese momento cuando el bosque se calle para dejarme escuchar, aferrado a esa sensación, en mi bosque, encantando moriré de amor…

domingo, 18 de abril de 2010

Abrir y cerrar


Abro los ojos, para ver la luz. Extiendo los brazos para sentir el aire, camino descalzo para sentir la tierra.
Abro la puerta para ver el día, con mis brazos siento las leves gotas de la lluvia y el frío invierno, camino hacia afuera de la casa, hacía donde me lleven mis pies.
Cierro una ventana para no oír la insensatez del hombre, cierro los brazos acurrucándome para no sentir miedo, elevo mis pies sobre la silla para no lastimarlos de tanto caminar.
Puedo volver abrir la puerta una y mil veces, todos los días, la frustración y las personas pueden cerrarme las ventanas, esquivando el camino que mis pies a veces ya no quieren caminar.
Corro lo más lejos posible para huir del dolor, grito fuerte para ahuyentar a la impotencia, aprieto fuertes las manos que junto con las muelas aprietan hasta doler para esquivar la cobardía, juntando coraje para volver hacer el camino.
Abro la cabeza para entender, con mis brazos busco encontrar quien los abrace, camino hacia ese lugar en busca de sentir.
Cierro mis brazos detrás de su espalda, las palabras tienen significado, la impotencia desaparece en el mismísimo instante que me haces compañía, solo queda el miedo, pero un miedo distinto al que antecedió al encuentro.
Abrimos la puerta para ver el día luego de mirarnos a los ojos, nuestras manos se acompañan, caminamos juntos, haciendo el camino de la combinación de nuestros sueños, de mi ilusión y la tuya.
Cierro mis brazos para que te sientas protegida, abro los ojos para verte de cerca, apretos las manos que sostienen las tuyas.
Abro mi corazón para hacerte un lugar, abrís tus ojos para verme y sonreír, soltas mis manos para caminar delante en busca de eso que sentiste que habías perdido.
Cerremos las puertas, cambiemos ese miedo, compartí conmigo esas pequeñas cosas que te gusten hacer, abrí tus brazos y cerralos y no dejes que me vaya y no dejes de mirarme.
Yo no lo hare, cierro mis ojos y sueño contigo, no te dejare ir.
Abramos el libro, hagamos historia en nuestras vidas, escribamos la nuestra.

miércoles, 7 de abril de 2010

Ahi vamos...


Una lucha descarnada contra el tiempo, a pesar de que me lleva una gran ventaja, no dejare de intentarlo.
Los momentos se dividen en ciclos, en rutinas, lo nuevo y bueno se convierte en algo monótono con el correr de los días.
Lucho en contra de eso, no lo quiero. Quiero proponerme que sea distinto.
Todos los días morimos un poco, y no es una sensación, es una realidad por eso mi falta de paciencia por concretar objetivos, por disfrutar instantes, por desnudar esos sueños que aparecen allá a lo lejos, a largo plazo.
La ciclotimia nos pone mucha veces en lugares desconocidos, nos arrastra hasta hacernos pensar que el mundo se puso en nuestra contra, o nos eleva hacia donde creemos ser lo mejor que podemos ser en ese momento.
En los momentos donde me arrastro, me gustaría que alguien pueda comprender cada una de mis palabras, todo lo que siento y el significado de mis desvaríes, que me abrace y que de cierta manera me diga lo que yo digo a mi mismo cuando estoy ahí abajo, para poder seguir.
Necesito que comprendan lo que pasa por dentro, necesito que me hablen, porque más allá de cualquier sentimiento de autosuficiencia, en el momento que te abrazo, que te escucho, que me duermo ahí con vos, siento que es el punto de equilibrio entre los picos más altos y los más bajos y de donde definitivamente no me quiero ir nunca.

lunes, 5 de abril de 2010


No tengo miedo de gritar
tengo miedo de no poder gritar contigo
No tengo miedo a caminar
tengo miedo de hacerlo sin vos,
No tengo miedo a mirar
tengo miedo de no poder verte,
No tengo miedo a callar
tengo miedo a quedarme sin voz y no poder decirte te quiero...
No tengo miedo a llorar
tengo miedo a que jamás puedas limpiar mis lágrimas y calmar mi llanto...
No tengo miedo de hablar
tengo miedo a que no puedas escuchar
No tengo miedo a perder
tengo miedo de perderte…
No tengo miedo de morir,
tengo miedo a vivir sin vos…