domingo, 16 de mayo de 2010

Nuestras almas se cruzaron por capricho



Escuchando esa canción de amor, sus ojos se inundaron.
De pronto comenzó a imaginar su vida de a dos, nunca más un plan a solas, nunca más una cena sin compañía.
Ella le había dado un vuelco a su vida, él ya no toleraba la distancia, no soportaba estar lejos de esa persona que le dio sentido a su vida.
Los compases sonaban de fondo mientras él imaginaba, se creía todo lo que su mente planeaba.
Ella esperaba por sus palabras entre sonrisas, él se muerde los labios para no estropear el silencio, ella pregunta… Ambos mirándose fijo a los ojos, escribiendo una nueva canción de amor, escribiendo para no olvidar, para no olvidarse, para marcar para siempre ese momento inolvidable en sus vidas.
Su tiempo paso a ser de ella, sus abrazos su mejor lugar, sus manos, su escudo protector, sus palabras el mejor consuelo.
Él pensaba que el destino se había encaprichado con ellos, que nunca podrían ver y sentir los que sus labios ahora nombran, el nunca, el para siempre, tan poco creíbles en sus historias pasadas.
Piensan sobre el final del tema, el silencio se hace oír, sus sonrisas son cada vez más grande y el brillo de sus ojos ilumina sus rostros, alumbran el momento más especial de todos cuando ellos sin decir una sola palabra, escuchan lo que les describe el corazón…