jueves, 28 de octubre de 2010

Ratitos de felicidad



Ibas y venias acariciando el tibio aire de noviembre. El sol sonrojaba tus mejillas mientras corrías sin importar el tiempo, sin importar el lugar.
Te secaba la transpiración mientras me estirabas tus regordetas manos para ir a jugar. Corríamos juntos detrás del perro, entre ladridos y carcajadas, nos divertimos juntos.
Dando vueltas al mundo, los minutos pasan y a cada instante tu sonrisa hacia que la mía fuese más grande.
Me mirabas con tus ojos de nene, mientras esperabas que me sorprenda mientras elaboras una más de tus tantas piruetas.
Me siento sobre el pasto y abro bien los brazos, esperando nuestro momento, me ves desde la calesita, sonreís y corres desaforado hacía mí, tres pasos antes de llegar, saltas desde el suelo y me abrazas en el aire, llevándome hacía el suelo, donde nos fundimos en el más tierno de los abrazos. Ahí los dos en el pastos mostrando los dientes al cielo, dejándonos llevar por lo que vida nos enseño a ser.
De a poco el sol va cayendo detrás de las casas, empujo tu espalda y parece que queres tocar el cielo ahí alto en la hamaca. Tu cabeza transpirada y tus manitos sucias de jugar, tu mirada tierna de nene que cree que puede volar, de la mano de su papá, este pequeño grandulón que ve en su hijo el mejor de sus logros, la persona más querida, el ser más inteligente, el más lindo, el que espera otra vez, extender sus brazos y poder soñar, jugar en el parque y compartir esos ratitos de felicidad donde sobran los abrazos y los besos, donde se hace realidad mi más profundo sueño que hiciste realidad. Ser Papá.