miércoles, 10 de marzo de 2010

Del ser al querer ser


El barrio no era el mismo que él había abandonado hace años. Estaba distinto a como lo recordaba.
Recorrió el camino hacía el bar, donde muchas años atrás había dado vida a su novela, esa novela que triunfo y lo sacó del barrio, lo alejo de su gente, lo puso en el lugar que soñó toda su vida, pero que al llegar, se dio cuenta que había perdido mucho.
Parado frente al bar, era con completo desconocido del lugar, mucho tiempo había pasado.
En su bolso guarda la novela, sus anteojos, los cigarrillos y alguna que otra cosa que están ahí totalmente inservibles pero que siempre tiene lugar en un bolso.
Cruza la calle de adoquines, la puerta del bar esta tal cual la cerro esa vez para no volver hasta ese día que muy bien tampoco él sabía porque regreso a ese bar.
Conocía gran parte de los mejores bares de Norteamérica, Europa y un día decidió regresar al bar, ese bar antiguo, chiquito y para nada excéntrico, tan distinto a los que se acostumbro a visitar durante años, solo acompañado de su novela y algún que otro editor y productor que lo llevaban por la librerías donde su novela hacía furor en las ventas.
Parado frente a la puerta del lugar de sus recreo, donde garabateaba historias simples, donde contaba su sentir, muy frecuentemente para escapar de casa, de su cabeza.
Todos los recuerdos que vivió ahí se le vinieron encima, se miro en el vidrio de la puerta, se vio más viejo, las canas pintaron su pelo, las arrugas firmaron tantos años lejos en su rostro, su ropa era distinta a la de la despedida, pasaron mucho años pensó.
Sus recuerdos lo hacían feliz, estuvo un tiempo frente a la puerta, el mozo, el mismo de siempre notó la presencia del desconocido y se dirigió hacia fuera, abrió la puerta y muy respetuosamente le pidió si por favor podría retirarse de la puerta de bar. Él no respondió, solo seguía ahí mirando fijamente la puerta del bar, esquivando al mozo que se interponía entre él y su decisión más difícil.
El mozo vuelve a insistir, ¿Señor me oye?, le pido que por favor se retire o tendré que llamar a la policía, ahora si lo miro fijamente abstrayéndose de sus pensamientos y recuerdos lo miro de manera casi violenta al mozo, y se noto como las cosas habían cambiado. Atino a meter la mano en su bolso, el mozo llenó de miedo su rostro, él se sorprendió, el mozo intento ingresar de nuevo al bar, dio medio giro y antes de tomar el picaporte, él lo agarro fuertemente del brazo, saco la novela de su bolso, la deposito en la mano del mozo y le dijo, querido Oscar no vine antes porque nunca me anime, te dejo esto como un regalo, esta es tu vida y no la mía como creí que lo fue durante todo este tiempo, todo lo que yo viví debería ser tuyo.
El mozo sorprendido miro el libro y vio alejarse lentamente a ese extraño, tan bien conocido, lo dejo alejarse hasta que se perdió luego de cruzar la plaza, miro el libro y noto que el titulo llevaba su nombre, guardo el libro entre sus manos, giro el picaporte y volvió hacia su vida, mientras que él extraño conocido nunca pudo volver a ser esa persona que tanto extraño durante tanto tiempo.