viernes, 7 de noviembre de 2008

20.000 suspiros


Tantos suspiros como lágrimas. Los susurros sobrevuelan la habitación y otra vez el miedo. La extraña sensación de extrañar la soledad y el tibio frío que al dormir acompaña mi abandonada persona sobre la cama.
Las muelas apretadas, los puños cerrados esperando sangrar, esperando otra vez arrancar el dolor que acelera el corazón.
Momentos en los cuales desconozco mi ansiada felicidad, momentos donde la cruda realidad me desnuda, me baja suavemente la guardia y me golpea donde más duele.
La cara duele, esta tensa, los suspiros que escriben fraudes en el aire.
Buscar una salida seria inútil en este momento, mi cabeza no puede pensar una solución, mi amor no puede vencerme, no esta vez, no de nuevo.
Ese amor que disfrazado de suave compañía vuelve a buscarme, me busca para destruirme, quiero hundirme en el más profundo pozo. Donde solo a veces algunos entran, son muy pocos y ni siquiera ellos los saben.
Ese amor disfrazado de salvación, ese que tantas veces le prohibí el ingreso a mi vida, me viene a buscar, me busca en mi rincón, en ese que quiero estar solo, me busca me provoca, me seduce y me enamora.
Este estupído amor viene hacerme compañía, hacerme daño, un daño que no cicatriza, una herida que de a poco va abriendo cada una de las que alguna vez fueron mis fortalezas, una compañía que termina lastimando.
Caer en la trampa, no poder ser racional, no tener más tiempo.
Atrapado sin salida, sin querer salir, de tus brazos, de tus ojos, de tus labios.
Prisionero de aquellos que muchas veces intente conquistar, ser dueño.
Hoy sos vos quien cambia y me modifica cada instante, instantes efímeros pero permanentes recuerdos, de hermosas sensaciones, de interminables abrazos, de incansables besos, de una compañía que avasalla la soledad.
Y sabes que amor, sos vos quien de repente cambio mi parecer con respecto a mi rincón, porque hoy desde donde estoy, vos iluminas el oscuro rincón para transfórmalo en aquel claro sueño de amor que alguna vez tuve.