miércoles, 7 de febrero de 2007

El banquillo


-Esto puede dañarte- se dirigió hacia mi el extraño vestido de negro. Con un simple gesto de desinterés lo saque de quicio a lo que el desconocido intentando intimidarme acoto -¿ No te animas o tenes miedo?. Afirme con la cabeza y accedí al reto. - Por acá- señalo una puerta. Sin nada que decir pase y admito que varios sentimientos se entorpecieron en mi, hasta llegue a sentir miedo.
Al entrar note frente a un espejo un banquito de madera en bastante mal estado y viejo, el espejo tenia partes marrones de la humedad y el algunos lugares deformaba la imagen.
El hombre que seguía parado detrás mío sin todavía presentarse comenzó a explicarme, - sentaté ahí en el banquillo frente al espejo, en unos segundos te quedaras solo y todo comenzara a funcionar- su acento era tan raro como recio, sin cruzar palabras noto como el individuo abandono el sombrío lugar.
Al estar solo sentado, incomodo, frente al espejo, intento comenzar a ver mi imagen reflejada el espejo sin ningún éxito.
Sin poder mover las piernas para pararme, como atornillado de duda al banco, aburrido de no escuchar, de no ver, la boca seca porque la impaciencia aumentaba a cada segundo y la incertidumbre casi desesperaba. En un parpadeo de sueño, el vidrio reflejo un rostro, intente mirar pero sin poder ver, nuevamente cierro los ojos y ahora son varios los rostros que siento que aparecen sobre el vidrio color plata, sin notar a quien pertenecen y su significado, el sudor frió comienza a recorrer mi cuerpo, el espejo en milésimas de segundo me muestra mi vida, mi vida por completo, al lado del extraño, aquel individuo vestido de negro, el pertenecía a mi vida, y yo todavía desconocía su nombre, ese hombre sin genero, que blasfemaba a mi oído, quiso un día llegar a mi, intentando demostrarme que existe algo que nos domina, nos mueve, nos gobierna.
Ahora despierto, me encuentro parado frente al espejo y se que conozco la verdad, de todo, sin poder utilizarla, porque en ese segundo de conciencia noto que estoy encerrado, no se por cuanto tiempo, tal vez para siempre, en ese segundo donde tal vez, encontré todas la respuestas, en ese valioso segundo, donde ahora ya es tarde...