domingo, 19 de junio de 2011

Gimnasia, tercera parte...

El estomago hecho un nudo. La adrenalina y el nerviosismo de una ultima pelea.
Llegada sobre la hora a mi querido bosque. Una cancha repleta sinónimo de incondicionalidad y de una especie única, el hincha Tripero.
Las palmas y la garganta rojas de alentar cuando empieza a moverse el tubo que pone en la cancha a aquellos once que representan nuestro corazón.
La energía del publico acalla a la hinchada rival, no lo entienden, Gimnasia es así.
Cinco primero minutos del partido, sin voz, mirando el cielo, pidiéndole a Dios, esa ayuda que el azar nos viene castigando.
Tiro libre cerca del área para 25000 triperos, me siento, no quiero ver, solo quiero escuchar. El estruendo rompe el apático nerviosismo, salto y me abrazo a todos, con Niell, con Marco y ahora también con Graf.
Los ojos inundados de esperanza, de ver como se deja la vida en cada pelota, como lo haría yo de tener la gloriosa oportunidad de vestir la camiseta que llevo tatuada en el alma.
Penal para el lobo, el Guillermo, Guillermo, se hace unísono en toda la cancha.
Gol del más grande, del que no solo pone la cara, sino que corre como si nunca se hubiese ido.
La felicidad de creer en esa ayuda azarosa del destino, Gimnasia es así.
El héroe, con la 7 en la espalda recorre el suelo de su casa, la que lo vio crecer, y tengo la suerte de verte una vez, melli querido, con la divina camiseta de nuestro querido basurero.
La eterna alegría de sentir que una vez puede ser. Embanderados con telas azules y blancas, agarrado fuerte del para avalanchas, dando gracias, quebrado, no puedo dejar de cantar, “el basurero provoca hasta terremotos, oh, oh”.
Un partido cargado de tensiones, de ansiedad, sin mirar para atrás, intentando sostener un resultado.
El miedo también fue parte, un duro pelotazo al mejor de todos, al héroe, al ídolo, que cae desplomado, sin escuchar el grito de su nombre, desgarrando 25.000 gargantas, que querían verlo de pie, lo demás quedaba en segundo plano. La imagen tuya melli con el cuello, inconciente, en la camilla, me parte el corazón, me duele, me da terror, quería saber que estabas bien.
Dejaste todo, volviste en el peor momento y no hay manera de devolverte algo de todo lo que estas haciendo, corriendo como cualquiera de los pibes.
Dejas la cancha caminando, el alma vuelve al cuerpo, vuelvo a cantar, sigo alentando a mi representantes dentro del campo de juego, dejaron todo y se noto.
El salto del banco de los suplentes pidiendo que termine ya esta historia como todos nosotros, es increíble lo que se genera dentro mío, grito, canto, aliento, no puedo dejar de llorar, Gimnasia es así.
Vamos lobo, vamos gimnasia que se puede, vamos jugadores, los 30 que forman parte del plantel. No hay palabras muchas veces para expresar lo que uno siente por el club que tanto ama, es incondicional, en todas, siempre, así es Gimnasia.