jueves, 14 de agosto de 2008

Preguntas, ¿Respuestas?

Cuando hablo conmigo y busco un cierto grado de impersonalidad esperando verme desde afuera, ver mis días, mis noches, mi vida, le pregunto a mi soledad qué tal cómoda se siente siendo como es. Somos una misma persona que busca encontrar cada vez que despierta, nuevos retos, metas, objetivos y desafíos. En el trajín he dejado escapar a muchas personas que por mucho o poco tiempo me acompañaron y fueron importantes, es difícil no hacerlo, no es que uno lo hace apropósito ni mucho menos, el tiempo pasa, las cosas cambian, uno crece, se aleja, todo se transforma. Entre los ratos de pensamiento acelerado, donde millones de pensamientos en milésimas de segundos recorren el rincón de los recuerdos en mi cabeza. El pasado, tan lindo, el presente, tan presente y el futuro lleno de incertidumbres, escritas en un guion que al final el final es el mismo que el de todos. Todos corremos, peleamos, disfrutamos de distintas cosas en diferentes tiempos. Consulto de nuevo a mi soledad, ¿te sentís bien?, me contesta con una pregunta intentado evadir la cierta respuesta que ambos conocemos, ¿te sentís solo?.Respiro profundo y me contesto, no! Y pienso, por qué me lo pregunto, que papel cumple la soledad en mi vida, por qué es tan protagonista, por qué la dejo ser.La soledad consulta, indaga, decide, me hace ser espontaneo, es lo que quiero para mi. No quiero que las personas que conozco me derrumben, sino que me armen, me formen y me empujen, entonces ahí también sabré que tan importante es en el trajín el empujón que cada uno de ellos me fue dando a lo largo del tiempo. Más allá que el final sea el mismo para todos, uno decide con quien compartir el camino, también decide quien empuja y en que momento y en esos momentos donde uno se encuentra con su soledad y decide preguntarse a uno mismo que tan lejos uno puedo llegar y que tiene de cierto el futuro y de lindo el pasado y de inestable el presente, es cuando la soledad contesta, en tus momentos de mirar dentro de tuyo vas a descubrir que una persona nunca, en todo su camino se va a encontrar solo más que con su soledad.